JUNTOS



Otra vez nuevamente frente a El, mi Señor, mi Dueño!

Nos vimos y fue como si explotaran chispas dentro de mi, nos besamos profundamente, fue alucinante poder nuevamente sentir el calor de sus labios, la humedad de su lengua, corrí a darme una ducha y pensaba que El estaba allí tan cerca esperándome, ambos deseosos de sentirnos.
Al salir de la ducha me indicó acostarme sobre la cama y abrir mis piernas, me miraba reconociendo todo mi cuerpo, un cuerpo por El ya conocido, me miraba como contemplando su propiedad con una cara de seria-felicidad, por más que trataba de ser muy duro no podía ocultar su alegría, claro! la expresión de su rostro duró poco, al agarrar la fusta su rostro se endureció y empezó a azotar mis muslos, una sensación de dolor y "picor" me invadió, podía sentir como suavemente quemaba mis muslos, se notaba su disfrute al sentirme así, a su merced, luego tomó el latigo de colas y sentí una enorme ansiedad, su cara se había transformado mostrando sus ojos encendidos, su placer malicioso al estar utilizando tantos instrumentos de sometimiento en mí, sin más preámbulos inició una serie de latigazos, sentimientos encontrados me invadían, dolor, placer, entrega, sentía como si miles de hormigas recorrieran mis muslos, al verlo allí utilizando mi cuerpo para su placer me estremecía.

Aunque resulte ilógico el momento más tormentoso llegó cuando utilizó un instrumento de plumas, con el cual rozaba suavemente mi entrepierna, casi me vuelvo loca, sentí unas sensaciones excitantes y mis pezones se endurecieron como cristales, sensibles al mínimo roce, intente apartar las plumas de mí y fui castigada por mi Amo, que sin dudar dio un azote a mi mano, era imposible controlarme y esto le daba un motivo para azotar mi mano una y otra vez, estaba descontrolada, lo miraba desesperada y sólo notaba su sonrisa lujuriosa, continuó su tortura hasta verme a punto de estallar, sin mas súbitamente se posó sobre mí, penetrandome de un sólo impulso, sin embargo entró en mí muy fácilmente ya que estaba tan excitada, tan lubricada, tan mojada, así como una perra en celo estaba lista para la posesión de mi dueño.

Mi Amo entraba sobre mi una y otra vez y yo no podía creerlo, el momento más esperado estaba siendo realidad, nuevamente era suya, todo mi ser, mi corazón casi estalló cuando me susurró al oído "te he extrañado mucho mi perrita".

Fue el primer día, el inicio de lo que serían unos días memorables, sólo fue el abrebocas de lo que mi Amo tenía preparado para mí, pero eso será tema para otro post.

mi Señor gracias por esos días tan bonitos.

sólo suya. didi{JD}

viernes, 20 de noviembre de 2009

0 Comments: