Es claro para la sociedad actual que arrastramos la palabra
SI como prendida del cordón umbilical, nos acompaña desde el nacimiento, es más
fácil, más sencillo, socialmente más aceptado decir SI a todo; en cambio decir
NO es otra cosa, es una minúscula palabra pero tan difícil de pronunciar… Muchas personas temen parecer egoístas y
perder oportunidades si dicen NO, incluso llegan a sentir culpa, sin embargo el
poder de decir NO es un derecho que tenemos los seres humanos, pero este
derecho viene cargado de un sin número de implicaciones en los que debemos
meditar, todos los que vivimos el BDSM sabemos que nuestro caminar estará lleno
de propuestas de aquí y allá, propuestas de todo tipo, muchas nos harán gracia
y otras no, y si bien es cierto que cuando decimos NO frecuentemente nos ganaremos
uno que otro enemigo, ese no es el punto que quiero tratar ya que creo que en anteriores
oportunidades otras personas han expuesto ampliamente el tema de los pseudo am@s
y pseudo sumis@s resentidos cuando les dicen NO.
Mi enfoque está basado en la tranquilidad que debemos sentir
al decir NO, y me circunscribo al ámbito BDSM, de hecho estamos dentro de un
colectivo donde las propuestas vienen, van, rebotarán, y déjenme informarles
que nunca dejarán de llegar; pero frecuentemente veo que hombres y mujeres por
igual se escandalizan, molestan y hasta se alejan de un grupo o de personas determinadas al escuchar una
propuesta con las cuales no están cómodos, llegan incluso a martirizarse
mentalmente y darle más color del que tiene, terminan armando un problema que fácilmente
se hubiese evitado expresando un sencillísimo NO y seguir adelante como si nada
hubiese pasado; pero sin embargo noto que aun hoy en día se siguen rompiendo
relaciones de todo tipo, sólo por prejuzgar a la persona que recibirá el NO
como respuesta, antes de tiempo estamos pensando en lo ofendido que se sentirá,
en lo mal que nos hará pasar por atrevernos a negarnos a su propuesta.
El aprender a decir NO tiene mucho que ver con la
asertividad. Llamamos asertividad a la capacidad de hacer valer nuestros
derechos respetando también el derecho de los demás, sin tener que recurrir a
la agresividad ni a la pasividad. Se trata de poder expresar lo que creemos que
es justo, lo que sentimos, sin olvidar el respeto hacia los pensamientos y
sentimientos de las demás personas. La persona que es asertiva puede decir
abiertamente cuando realmente no desea hacer algo, evalúa las posibilidades y
consecuencias y se hace responsable de sus decisiones, pero también debemos
tener claro que el decir NO a alguien no causará necesariamente un disconfort
en esa persona, no debemos pensar que se enojará, al contrario es necesario
darle la oportunidad de demostrar su madurez al aceptar de manera tranquila una
respuesta negativa antes de prejuzgar.
Me pregunto ¿Será que en muchas ocasiones nos alejamos mucho
más por nuestra incapacidad de enfrentar la lucha emocional que se genera
dentro de nosotros al decir NO que por la reacción que tendrá la otra persona?
Es totalmente entendible el querer alejarse de aquellas personas que al darles como respuesta un NO hacen el
berrinche del siglo, ante estos personajillos huid amig@s míos.
El BDSM siempre vendrá cargado de propuestas de diferentes
tono, desde mi punto de vista todo es válido, sólo debemos escoger aquellas con
las cuales nos identifiquemos, sin caer en la debilidad de decir un instintivo
y estresante SI, con la terrible posibilidad de quedar atrapados en una
relación o en una práctica que no nos genera tranquilidad o lo que es aún peor
cortar una relación perfectamente equilibrada sólo por no saber decir NO.
Debe quedarnos claro que la mitad de los problemas vienen de
decir SI demasiado pronto, y la otra mitad vienen de decir NO demasiado tarde.
Por último les dejo un poema del psicólogo y escritor
argentino Hugo Filkenstein, por cierto titulado “NO”
NO
No es no y hay una
sola manera de decirlo, No.Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
No, se dice de una
sola manera.
Es corto, rápido,
monocorde, sobrio, escueto.
No.
Se dice una sola vez,
No.
Con la misma
entonación, No.
Como un disco rayado,
No.
Un No que necesita de
una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es No.
Un no que necesita
explicaciones y justificaciones no es No.
No, tiene la brevedad
de un segundo.
Es un No, para el otro
porque ya fue para uno mismo.
No es No, aquí y muy
lejos de aquí.
No, no deja puertas
abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el otro y
el mundo se pongan patas para arriba.No, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
No, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz
baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con
símbolos devueltos; ni con pena y menos aún con satisfacción.
Cuando el No es No, se mira a los ojos y el No se descuelga naturalmente de los labios.
La voz del No, no es trémula ni vacilante, ni agresiva, no deja duda alguna.
Ese No, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro.
Y sólo quien sabe decir No, puede decir sí.